México

El tipo que quería todo

La historia de Sosa Castelán, el exrector que imaginó un reino con dinero de otros

03/09/2022 - 12:05 am

Gerardo Sosa Castelán pasó de ser líder estudiantil en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo a controlar la institución académica durante más de 30 años, aprovechando su posición para obtener diputaciones locales y federales, y presuntamente desviar millones de pesos de dinero de la universidad.

Ciudad de México, 3 de septiembre (SinEmbargo).– Gerardo Sosa Castelán empezó su trayectoria en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) como líder de la Federación Estudiantil y presidente de la Sociedad de Alumnos, pero ascendió hasta consolidar su poder en la institución académica durante más de 30 años, utilizando su posición para lograr puestos públicos locales —y hasta federales— en cada administración de Gobierno, e incluso para aspirar a la gubernatura de la entidad. Ahora, enfrenta un proceso por supuestamente desviar millones de pesos del erario público.

Sosa Castelán fue rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y presidió el Patronato Universitario. Brevemente fue presidente del Club de Fútbol Pachuca A.C. Priista de formación y Diputado federal, en 1998 fue uno de los precandidatos a Gobernador, una candidatura que ganó en ese entonces Manuel Ángel Núñez Soto.

Es señalado de ser el líder del grupo “Sosa Nostra” y podría enfrentar hasta 55 años de prisión por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, como ha pedido la Fiscalía General de la República (FGR).

Gerardo Sosa Castelán, a la derecha, expresidente del patronato de la UAEH, quien es investigado por presunto lavado de dinero. Foto: Cuartoscuro

“¿Cuál es la injerencia de Gerardo Sosa en la Universidad de Hidalgo? Total y absolutamente, es la misma que en los años 80 cuando accedió al poder universitario, la misma que no ha sido mermada”, reflexionó al respecto Alfredo Rivera Flores, autor de La Sosa nostra: porrismo y Gobierno coludidos en Hidalgo y académico en la UAEH durante la rectoría de Sosa.

“Cuando el actual rector, el licenciado Adolfo Pontigo Loyola, promovió ante el Consejo Universitario que la torre gigantesca que se construyó la institución llevara el nombre de Gerardo Sosa Castelán. Si eso no es un ejemplo de que el poderío de Sosa sigue presente, no sé qué podría ser”.

“DOY LA CARA CON LA FRENTE EN ALTO”

Sosa Castelán nació el 26 de julio de 1955 en el municipio de Acaxochitlán, Hidalgo. Estudió la licenciatura en Derecho en la UAEH, donde también se graduó de una Maestría en Criminología en 1985.

Como presidente del Patronato Universitario de la UAEH, fue señalado por desviar 58 millones 245 mil 948 pesos, entre los años 2011 al 2018. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció una investigación en su contra en el 2019 relacionado con estas acusaciones, pues habría utilizado empresas fachada para drenar las arcas de la universidad pública, y congeló cuentas bancarias de la institución.

En mayo de ese año y ante la Cámara de Diputados, el entonces titular del Patronato Universitario negó las acusaciones y justificó los movimientos bancarios de 151 millones de dólares; aseguró que los recursos habían sido invertidos en fondos y seguros rentables en bancos nacionales e internacionales, como Credit Suisse, a fin de crecer dinero en materia de jubilaciones, apoyar programas académicos y de investigación, entre otros.

“Vengo de manera presente a estar con todos ustedes, dando la cara con la frente en alto, para decirles a todos que no hay absolutamente nada de irregular en los depósitos”, declaró en ese momento.

En otro mitin, en Plaza Juárez de Pachuca, reconoció que el Patronato Universitario era lavador pero no de dinero, “sino del analfabetismo y la incultura”. “Nos han acusado de ser lavadores de dinero, de que tenemos conflictos de intereses, el único interés que tenemos es la educación”, recuperó la cita El Sol de Hidalgo.

La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo había sido, incluso, señalada por formar parte del esquema “Estafa Maestra”. Foto: UAEH.

Para ese momento, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) había indicado en su informe de 2019 que había identificado “pago excedente en sueldos, prestaciones o estímulos a los autorizados o que no son financiables con el programa por 762.2 mdp, en las universidades de Baja California Sur, Carmen Campeche, Ciudad Juarez Chihuahua, Durango, Hidalgo, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Yucatán y Zacatecas”.

La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo había sido, incluso, señalada por formar parte del esquema “Estafa Maestra”, con la cual se desviaron miles de millones de pesos a través de universidades públicas y empresas fantasmas.

Sosa Castelán respondió tajantemente a las acusaciones: “Yo me siento muy orgulloso del papel que hemos hecho en el Patronato Universitario porque esos recursos representan a una universidad exitosa, que tiene recursos económicos. La Estafa Maestra, no sé de qué se trate, nosotros no estamos involucrados en nada de esto, no sabemos absolutamente nada, y nada tiene que ver este asunto con la Estafa Maestra”.

DEL PORRISMO AL PRIISMO

Alfredo Rivera Flores, hidalguense y periodista que escribió (y describió) ampliamente sobre Sosa Castelán en su libro titulado La Sosa nostra: porrismo y Gobierno coludidos en Hidalgo, habla del exlíder estudiantil que escaló hasta las filas del priismo y luego del morenismo:

“Estudiante sin brillo, líder por la fuerza de su carácter y la certeza de sus puños, hábil para crear alianzas, bronco comandante de sus subordinados, enemigo temible, se hizo dirigente estudiantil y desde el cargo invento una nueva FEUH [Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo]. Utilizó a los estudiantes, protegió a los vándalos, amedrentó a los profesores, propició enfrentamientos y terror, cimentó su fuero sobre la fuerza de los golpes y de las armas. Todo con un fin: tener el poder”.

Su historia con la UAEH comienza desde temprano, al ser estudiante de bachillerato en la Escuela Preparatoria Número 1. En su paso por la educación superior, Sosa Castelán fungió como presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela de Derechos y Ciencias Sociales y presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH).

“Él logró este poderío [en la Universidad] por su audacia personal, y las circunstancias habían hecho que los grupos estudiantiles tuvieran un poder por los cuales se interesaban los gobernadores para beneficiarse, se tener tranquilo al estudiantado y tenerlo a su favor”, explicó Rivera Flores. “Pero Gerardo tuvo la habilidad de cambiar ese esquema de servirle a los gobernadores, para empezar a negociar con ellos. Ya no era solamente ‘Yo te sirvo a ti, señor Gobernador’, sino también ‘Te cobro’, y les cobraba en cuestiones de poder político”.

Gerardo Sosa Castelán e integrantes de la UAEH marchan en 2019 en protesta por el congelamiento de cuentas bancarias de la universidad. Foto: Jorge Allec, Cuartoscuro.

En 1981, entró al Congreso local como Diputado de Tulancingo, acobijado por políticos locales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y se sumó a la planilla docente de la UAEH como catedrático en 1984 al terminar su periodo legislativo. En ese mismo año, una figura se asomaba para perpetuar el alcance de la “Sosa nostra” en la universidad: su hermano Agustín asumía la presidencia de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Preparatoria Número 2.

La trayectoria política de Gerardo Sosa Castelán se destacó por la cercanía con José Antonio Zorrilla Pérez, exdirector de la Secretaría federal de Seguridad, apodado por Rivera Flores como el “padrino del grupo hidalguense ‘La Sosa Nostra’, y señalado por el asesinato del periodista Manuel Buendía.

Cuando se fundó el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Hidalgo, el hidalguense ocupó el cargo de secretario general. Marcado por fuertes disputas con el Gobierno de Adolfo Lugo Verduzco, Sosa Castelán se dirigió a Boston, Estados Unidos, donde cursó un diplomado en Economía en la Universidad de Harvard.

“Los gobernadores, al fin y al cabo, cada uno con un talante distinto al anterior, afrontaron esa presencia política [de Sosa] de distintas maneras, desde la mano muy blanda de Guillermo Rossell de la Lama, a la que pretendió ser dura de Lugo Verduzco”, profundizó Rivera Flores en entrevista para SinEmbargo. “Lo enfrentaban formando una especie de grupo opositor en términos de vandalismo (…), pero sobre todo con los datos de las averiguaciones previas de los expedientes sobre los actos delictuosos –aunque fueran pequeños– [donde figuraba Sosa Castelán]. Con eso apretaban o soltaban, y eso hizo este Gobierno de Lugo Verduzco, pero finalmente sólo logró un periodo de exilio, pero no quitarle todo su poder”.

En tanto, Agustín le hacía vigilancia de cerca en la universidad, al tomar la dirección de la FEUH. Años después, mientras su hermano mayor se desempeñaba como presidente del Patronato de la Universidad, él sería secretario general de la UAEH.

REGRESO DEL EXILIO

Al regresar a tierras hidalguenses, Sosa Castelán no dudó recuperar el control en la Universidad estatal y se posicionó como rector de 1991 a 1998, entrecruzado por la figura de otro miembro de la élite priista, quien actualmente enfrenta acusaciones penales por su presunta responsabilidad en la fabricación de la “verdad histórica” del Caso Ayotzinapa: Jesús Murillo Karam.

“No eran malas las relaciones entre la rectoría y el Gobierno estatal a cargo de Jesús Murillo Karam, pero distaban mucho de ser cálidas, pues desde siempre los dos líderes se habían tratado con lejanía. De hecho, las relaciones se limitaban a los actos protocolarios. Cada uno había reconocido que el otro mantenía un férreo dominio en sus propios espacios y pretendieron no inmiscuirse en los terrenos ajenos”, dice el autor Rivera Flores al respecto de los dos hombres en su libro.

El Sindicato de Personal Académico de la UAEH habló espléndidamente del ascenso de Murillo Karam a la gubernatura, un egresado de dicha institución. Profesores miembros del frente “Universitarios por la Democracia”, entre ellos el mismo Rivera Flores, urgieron al rector Sosa Castelán a pronunciarse sobre las declaraciones del sindicato. Entre los firmantes de la carta se encontraban el periodista, la eventual fundadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Hidalgo, Teresa Samperio León; Miguel Ángel Serna y Francisco Patiño Cardona Alcántara.

Sosa Castelán forjó redes a través de toda la UAEH y las esferas políticas de Hidalgo. Foto: Twitter @hveras2010

Este último personaje fue profesor investigador en la institución de 1978 a 2015, fecha en la cual se jubiló. Tanto Patiño como Rivera recuerdan la administración de Sosa Castelán al frente de la UAEH como cambiante y con altibajos.

“La universidad empezó a cambiar porque ya el porrismo iba de más a menos, la venta para ganarse lugares e ingresar a la universidad había disminuido drásticamente y ya sólo se daba de manera discreta”, dijo Francisco Patiño Cardona, exdiputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), exmorenista y crítico de Sosa Castelán. “Fue una época en que la universidad cambió su rumbo, yo creo que de manera radical, pero aún así, con todo eso, persistió el molestar a los catedráticos y a los científicos que pensaban diferente al Grupo Universidad. No había libertad total, era una libertad que estaba acotada”.

Al respecto del papel de frentes como “Universitarios por la Democracia”, Alfredo Rivera Flores consideró que la principal razón por la cual ningún grupo antagónico a Sosa pudo disminuir su poderío fue porque a los gobernadores en turno “les tembló la mano” para aplicarle el peso de la ley, pues hacerlo habría implicado probables choques con grupos estudiantiles al servicio del priista.

BRINCO AL PATRONATO

Sosa Castelán no soltó las riendas de la universidad hasta identificar una oportunidad para retornar triunfante al priismo activo en 1998, cuando contendió en las elecciones internas del PRI y se posicionó como precandidato a la gubernatura de Hidalgo, algo que no concretó y tuvo que conformarse con ser Diputado federal de 2000 a 2003, y de nuevo de 2006 a 2009.

En ese año, asumió la primera presidencia del Patronato Universitario, puesto que defendería aún cuando pesaron en su contra acusaciones de mal manejo de recursos públicos y una investigación en su contra por parte de la UIF, anunciada en 2019.

De las empresas utilizadas a este fin, según las autoridades federales, también fueron identificadas como accionistas Adriana y Ana del Carmen Sosa Cravioto, hijas del exrector de la UAEH.

Su habilidad, su “falta de escrúpulos” y su designación de sucesores en puestos universitarios clave fueron factores que permitieron que Sosa Castelán nunca estuviera lejos de la UAEH, opinó Rivera Flores. “Hay un poder universitario y Sosa se lo quedó desde que manejaba sus huestes estudiantiles. Cuando él termina su rectorado y su dirección, y pone a quien él quiera, dice ‘¿Yo a dónde voy?’, y va creando una fundación universitaria y después la convierte en la Fundación Hidalguense, el cual da varios brincos hasta ser el Patronato Universitario”.

En 2018, Sosa Castelán renunció al PRI, partido al cual le había dedicado más de 30 años de militancia, pero estaba lejos de retirarse de la esfera política. Un año después, en su discurso en la Cámara de Diputados para justificar los fondos universitarios que se le acusaban de manejar ilegalmente, ya estaba rodeado de legisladores de Morena.

Al presentarse ante la Cámara de Diputados en 2019, Sosa Castelán estaba acompañado de legisladores de Morena. Foto: UAEH.

Tamara Mares Rivera
Periodista por la UNAM. Sus principales intereses son derechos humanos, política y género. Es somnolienta sin café y apasionada de la mar.
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